jueves, 27 de enero de 2011

El Mal del Ojo

Ser como Yosef

¿Cómo evitar el Ayin hará? ¿cómo ser un hombre de éxito?, ¿cómo nunca conocer el fracaso?, ¿cómo ostentar y vivir sin temor de que le echen a uno el mal de ojo?

La respuesta es sencilla: Ser como Yosef

Yosef era un hombre de éxito, nunca conoció la decadencia ni el fracaso.

La Mishná (Pirke abot) dice “El mal de ojo es una de las cosas que puede sacar a una persona de este mundo” Escrito está en el Talmud que una vez un rabino escuchó a dos almas hablar en el panteón, una le dijo a la otra “uno de cada mil enterrados es de muerte natural y novecientos noventa y nueve son por causa del Ayin hará. ¡Qué fuerte!

En nuestro correr diario por la vida sucede que logramos tener éxito (yo digo ser los consentidos de Di-s), y luego de ello una decadencia, rogamos no llegar muy alto en nuestro superación para que la caída no sea muy fuerte, pero ¿cómo hacerle para que ese logro sea permanente? Sucede que la envidia de las gentes es la que nos hace caer, ¿cómo hacerle para que si tengo éxito y la gente me ve lleno de bendiciones, no me eche el mal de ojo? ¿cómo podría hacer una fiesta y ostentar, lucir joyas, buena comida, buen servicio, una perfecta fiesta sin que nadie me logre echar el mal de ojo? Como vivir con el “que no digan las gentes”. ¿existirá una fórmula para vivir ostentando y que no llegue el Ayin hará?

Hay una frase que se encuentra registrada en el Talmud, (Guemará: Masejet Berajot, hoja 55 columna 2). y que se usa para cuando uno se siente amenazado porque alguien le eche el Ayin hará (mal de ojo). Se debe tomar el dedo pulgar de la mano derecha, aprisionado por los dedos de la mano izquierda, exceptuando el pulgar que a su vez será tomado por los cuatro dedos restantes de la mano derecha y luego hacer la siguiente declaración:

“Yo soy fulano hijo de fulano, descendiente de Yosef a quien no le puede dañar el mal de ojo”.

Esta declaración nos lleva a dos preguntas muy grandes
1. ¿Por qué decimos “descendiente de Yosef” si en dado caso no somos de su casa?
2. ¿Por qué Yosef hatzadik estaba por encima del mal de ojo?

Número 1. Dice la Guemará
a) “Todo el que enseña algo a alguien, ese alguien es considerado como su hijo”. Y cuando nosotros decimos yo soy descendiente de Yosef, estamos diciendo soy alumno de Yosef, soy de la escuela de Yosef, soy de la filosofía de Yosef, que hago lo mismo que Yosef. ¿Y que es lo que él hacía? ¿qué nos enseña? Para ser considerados hijos de Yosef tenemos que hacer lo que él hacía, conducirnos como él, no dejar que el sexo o el desear a alguien nos haga vulnerables al Ayin hará, esa es la clave. Yosef se cuidaba de pecar en cuestión del sexo, evitó caer con la esposa de Potifar y dice el Talmud que era tan bello que en los desfiles de gobierno iba con la ojos hacia el suelo (para evitar desear a alguien), cuando salía Yosef, en los carros, las chicas se subían a los muros para aventarle sus joyas para que él alzara sus ojos pero él las evitaba a toda costa. Un hombre de éxito ininterrumpido, joven de 30 años gobernando Mitzrayim hasta los 110 años en que murió. Un político sin Ayin Hará. Ese es Yosef.

b) Después de que Ya’akob bendijera a Yosef y a sus hijos (Efrayim y Menashé) en Bereshit 48:20 profetizó para que todos los que no somos descendientes de Yosef tengamos esta misma bendición “en ti será bendecido Israel y se dirá -Hágate Di-s como a Efrayim y a Menashé-“ por la profecía de Ya’akob nos adjuntamos ser hijos de Yosef. Esta bendición se analiza en el punto número 2

Esta declaración, que Ya’akob profetizó, la dicen nuestros padres, en la bendición a los hijos, en Kabalah Shabat adjunto al de bemidbar (números) 6: 24-26

“Que Di-s te haga como a Efrayim y Menashé…” es una declaración muy importante, impresionante y muy poderosa ya que la bendición que Ya’akob le dio a éstos es también compartida con nosotros, de padres a hijos.

Número 2:
cuando Ya’akob bendijo a Efrayim y Menashé, dijo “Que Di-s, ante Quien anduvieron mi padres Abraham e Isaac, el Di-s que me sustentó desde que nací hasta hoy, el Ángel que me libró de todo mal, bendiga a los muchachos, y que sean ellos llamados con el nombre mío y los de mis padres Abraham e Isaac, y que se incrementen como los peces, en medio de la tierra” Bereshit 48:15-16.

En esta bendición Ya’akob les bendice para que los descendientes de Yosef estén por encima del mal de ojo. A los peces del mar no les llega el mal de ojo, porque no se ven, por eso se multiplican, no son como los peces en pecera (antes no se conocían la peceras) a los cuales es fácil que les dé Ayin hará y se mueran, por eso dijo “como los peces (del mar) en medio de la tierra” Es decir que fueran libres del Ayin hará como los peces del mar. Así que nuestros hijos y lo que poseemos se multiplicarán como lo hacen los peces.

El éxito lo conoceremos si nos conducimos de manera apropiada en relación al sexo, un rabino contaba que a su hijo en la noche previa a su Bar Mitzvá en vez de decirle “hijo mío, quiero que estudiés Torá, que consigás una mujer buena de entre las hijas de Israel y no te fijés de una goya, shalalá shalalá” le dijo – A partir de ahora nunca te toqués ahí abajo, tu sexo – sólo eso, un solo consejo, si cuidás tu corona de abajo, Él cuidará tu corona de arriba. la pureza de un hombre es camino del éxito.

Hombres: cuídense de mirar y desear a otra mujer que no sea la suya para que el éxito toque a su puerta y no salga por la ventana. Dice la guemará: “Un ojo que no quiere gozar de una mujer que no es de él, no puede penetrar en él el mal de ojo.” (O sea “Ojo por ojo”)

Mujeres: cuiden que sus maridos no caigan en ver a otra mujer que no sea a ustedes, viéndose bellas y conquistándolos todos los días. Así colaborarán al éxito de su hogar (Shalom baith) y al de su esposo, por consiguiente al suyo.

Ya’akob ben Enecón

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