lunes, 24 de enero de 2011

Misterio de la Jala

Estas a punto de embarcarte en una experiencia única y extraordinaria en la que te vas a conectar al Creador por medio del rezo y la preparación del pan.
  
Cuando usted hace la Jalá el Creador del Universo es su pareja, su socio en la vida. Los Sabios de la Kabbalah nos dicen que observar la Mitzvah (mandamiento) de separar la Jalá causa bendiciones en el hogar de la mujer. La mujer – tiene tanta influencia en el moldeo de las actitudes y valores de los miembros de su familia- que inspira Fe en todos los miembros.
  
La Mitzva de separar la Jalá es simbólica de la práctica entera del Kashrut (leyes de alimentación de la Torah), con el énfasis de elevar lo físico y mundano a lo santificado y puro.
  
Los ingredientes SECRETOS en la preparación de la Jalá son:
  
Prepárate para transformar la cocina mundana en una actividad espiritual. La comida es la fuente de energía para el cuerpo y para el alma. A medida que tú preparas alimentos para el Shabat utilice el tiempo para darle gracias a Dios por la comida y para pedir todo lo que tu corazón desee.
  
Relájate, apaga el teléfono, la radio, la televisión y prende y atiende a tus pensamientos.
  
El Kabbalista Ben Ish Jai dice que cuando la mujer cumple con las tres Mitzvot, ella comienza dando Tzedaká (dinero para caridad). En ese momento, el cumplimiento de su misión es un “Et Razon” el momento cuando Dios está disponible para escuchar tus súplicas.
  
¿Por qué la jalá es tan significante? El Midrash (relato alegórico), en Parashat Bereshit describe que Adam fue creado del polvo que fue recogido de la Tierra. Formado de 4 elementos. El primer hombre, Adam,l fue la Jalá separada de la Masa, la Jalá del Mundo.
  
Así como la Jalá / Hamotzi es la Comida y la Berajá (bendición) más elevadas de todas las comidas, el Hombre es la Creación más elevada y espiritual del mundo. Cuando Eva causó que su esposo tomara del fruto del Etz Ha Da’at (Árbol del Conocimiento), a ella fue asignada la Mitzvah de rectificar el pecado.
  
Cuando la Jalá está lista y horneada, es como si el cuerpo se ha unido a la Neshamá (espíritu) y está completo.
  
La casa de una mujer es como un Beit Hamikdash (Templo) pequeño. Ella es como el Kohen Gadol (sumo sacerdote), preparando la comida para su familia. Su cocina es un lugar sagrado: la mesa el es Mizbeaj (altar), la comida es como un Korban (ofrenda). Por lo tanto, cuando ella hornea la jalá, es un buen tiempo para rezar.
   
En el tiempo del Beit Hamikdash, se tenía una Mitzva especial: traer los pedacitos de Hafrasat Jalá al sacerdote como ofrenda. Esta era la manera de agradecer a Dios por la comida que le pertenecía. Hoy, no tenemos Beit Hamikdash (el Templo de Jerusalén) y las ofrendas no están permitidas comer.
  
Sin embargo, la mujer continua separando la Jalá como siempre ella lo hizo, sin embargo los pedacitos son quemados, y está prohibido consumirlos.
  

Instituto de Kabalah Universal

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