1. Saber que existe un solo D-ios, Infinito y Supremo sobre todas las cosas. No remplaces al Ser Supremo por ídolos limitados, ya sean de otros seres, o mismo tú. Incluidos en este mandamiento se encuentran la plegaria, el estudio y la meditación.
2. Respetar al Creador. Por más frustrado o enojado que pudieses estar, jamás expreses tales sentimientos maldiciendo al Creador.
3. No cometer asesinato. Cada ser humano, al igual que Adam (Adán) y Javá (Eva), constituyen un mundo entero. Salvar una vida es salvar un mundo entero. Destruir una vida es destruir un mundo. Ayudar a otros a vivir es un corolario de este principio.
4. Respetar la institución del matrimonio. El matrimonio es un acto divino. La unión de un hombre y una mujer es el reflejo de la unidad de D-ios y Su creación. La deshonestidad en el matrimonio es una violación de esa Unidad.
5. No robar. Condúcete honestamente en todas tus transacciones. Confiando en D-ios y no en nuestra auto indulgencia, expresamos nuestra fe en Él como Proveedor de la Vida.
6. Respetar a las criaturas de D-ios. En los albores de la creación el hombre era el jardinero del Jardín del Edén, "para trabajarlo y protegerlo". Al principio, el hombre tenía prohibido causar daño a los animales. Después del gran diluvio, se le permitió consumir carne, pero con una advertencia: No causar sufrimiento innecesario a animal alguno.
7. Mantener la justicia. La justicia es asunto de D-ios, pero a nosotros se nos ha encomendado instituir las leyes necesarias y hacerlas respetar siempre que podamos. Cuando corregimos los errores de la sociedad, actuamos como socios en el acto de sustentar la creación.
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